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Evans, Helen C., ed., Con ensayos de Helen C. Evans, Alice-Mary Talbot, Slobodan Curcic, Sarah Brooks, Anna Ballian, Annemarie Weyl Carr, Arne Effenberger, Jannic Durand, Warren Woodfin, Scott Redford, Thelma K. Thomas, Anne Derbes, Amy Neff, Maria Georgopoulou, Robert S. Nelson y Maryan W. Ainsworth (2004) La caída de la capital bizantina de Constantinopla en el oeste latino en 1204 durante la Cuarta Cruzada interrumpió abruptamente casi novecientos años de tradiciones artísticas y culturales. Sin embargo, en 1261, el general bizantino Miguel VIII Palaiologos volvió a entrar triunfalmente en Constantinopla y reclamó la sede del imperio, iniciando un resurgimiento del arte y la cultura que continuaría durante casi trescientos años, no solo en el imperio menguante sino también entre naciones cristianas orientales rivales ansiosas por asumir su legado. Bizancio: Fe y poder (1261-1557) , y la exposición innovadora que acompaña, explora el florecimiento artístico y cultural de los últimos siglos del "Imperio de los romanos" y su herencia perdurable. Concebido como el tercero de un trío de exposiciones dedicadas a una comprensión más completa del arte del Imperio Bizantino, cuya influencia abarcó más de un milenio, "Bizancio: fe y poder (1261 1557)" sigue a la presentación histórica de 1997 de "The Gloria de Bizancio ", que se centró en el arte y la cultura de la era bizantina media: la Segunda Edad de Oro del Imperio Bizantino (843-1261). A fines de la década de 1970, "La era de la espiritualidad" exploró los primeros siglos de la historia de Bizancio. El presente segmento final explora los logros artísticos excepcionales de una era considerada con demasiada frecuencia en términos de decadencia política. Magníficas obras: desde espléndidos frescos, textiles, trabajos en metal dorado, y mosaicos para elaborar manuscritos y objetos litúrgicos elaboradamente decorados, dan testimonio del vigor artístico e intelectual de la era tardía y post-bizantina. Además, cuarenta magníficos íconos del Santo Monasterio de Santa Catalina, Sinaí, Egipto, se unen a otros de importantes instituciones internacionales en una espléndida reunión de estas poderosas imágenes religiosas. Si bien la fuerza política del imperio se debilitó, la creatividad y el aprendizaje de Bizancio se extendieron por el padre como nunca antes. Las obras excepcionales de arte secular y religioso producidas por artistas bizantinos tardíos fueron emuladas y transformadas por otros centros de poder cristianos orientales, entre ellos Rusia, Serbia, Bulgaria y Armenia cilicia. El mundo islámico adaptó motivos extraídos del pasado imperial de Bizancio, mientras las minorías cristianas en el este de Muselina continuaban con las costumbres bizantinas. Desde Italia hasta las tierras bajas, las prácticas artísticas e intelectuales de Bizancio influyeron profundamente en el desarrollo del Renacimiento, mientras que, a su vez, las tradiciones de Bizancio reflejaron las conexiones del imperio con el Occidente latino. Buenos ejemplos de estas interrelaciones se ilustran en importantes paneles, cerámicas y manuscritos iluminados, entre otros objetos En 1557, el "Imperio de los romanos", como lo conocían sus ciudadanos, que había caído ante los turcos otomanos en 1453, pasó a llamarse Bizancio por el erudito alemán Hieronymus Wolf. La interacción cultural e histórica y la influencia mutua de estas culturas principales (el oeste latino y el este cristiano e islámico) durante este período fascinante son investigadas en esta publicación por un reconocido grupo de académicos internacionales en diecisiete ensayos importantes y discusiones de catálogo de más de 350 objetos expuestos Tapa dura: 658 páginas Editor: Yale University Press (5 de marzo de 2004) Colección: Metropolitan Museum of Art Idioma: Inglés ISBN-10: 030010278X ISBN-13: 978-0300102789. Seller Inventory # ABE-1588606059994
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